Poesía
MARIPOSAS
Ora blancas cual copos de nieve,
ora negras, azules o rojas,
en miríadas esmaltan el aire
y en los pétalos frescos retozan.
Leves saltan del cáliz abierto,
como prófugas almas de rosas
y con gracia gentil se columpian
en sus verdes hamacas de hojas.
Una chispa de luz les da vida
y una gota al caer las ahoga;
aparecen al claro del día,
y ya muertas las halla la sombra.
¿Quién conoce sus nidos ocultos?
¿En qué sitio de noche reposan?
¡Las coquetas no tienen morada!...
¡Las volubles no tienen alcoba!...
Nacen, aman, y brillan y mueren,
En el aire, al morir se transforman,
y se van sin dejarnos su huella,
cual de tenue llovizna las gotas.
Tal vez unas en flores se truecan,
y llamadas al cielo las otras,
con millones de alitas compactas
el arco iris espléndido forman.
Vagabundas, ¿en dónde está el nido?
Sulanita, ¿qué harén te aprisiona?
¿A qué amante prefieres, coqueta?
¿En qué tumbas dormís, mariposas?
¡Así vuelan y pasan y expiran
las quimeras de amor y de gloria,
esas alas brillantes del alma,
ora blancas, azules o rojas!
¿Quién conoce en qué sitio os perdisteis,
ilusiones que sois mariposas?
¡Cuán ligero voló vuestro enjambre
al caer en el alma la sombra!
Tú, la blanca, ¿por qué ya no vienes?
¿No eres fresco azahar de mi novia?
te formé con un grumo del cirio
que de niño llevé a la parroquia;
eres casta, creyente, sencilla,
y al posarte temblando en mi boca
murmurabas, heraldo de goces,
"¡Ya está cerca tu noche de bodas!"
¡Ya no viene la blanca la buena!
¡Ya no viene tampoco la roja,
la que en sangre teñí, beso vivo,
al morder unos labios de rosa!
Ni la azul que me dijo: ¡poeta!
¡Ni la de oro, promesa de gloria!
¡Es de noche... ya no hay mariposas!
¡Ha caído la tarde en el alma!
Encended ese cirio amarillo...
¡Las que tienen las alas muy negras
Ya vendrán en tumulto las otras,
y se acercan en fúnebre ronda!
¡Compañeras, la pieza está sola!
Si por mi alma os habéis enlutado,
¡Venid pronto, venid mariposas!

Manuel
Gutiérrez Nájera
-----------------------------------------------------------
Rubén
Darío veía en la mariposa, el alma, símbolo del poeta, (Psiquis aparece
representado como una mariposa). Este símbolo se representa en su
metamorfosis, en la transición de la vida a la muerte, como el alma del cuerpo;
así como la esencia bella del ser, esa la mariposa, que esta atrapada en
la atormentada existencia cotidiana, lo más bello del ser humano que quiere
salir y Darío le visualiza como una mariposa...
Divina
Psiquis
¡Divina
Psiquis, dulce Mariposa invisible
que
desde los abismos has venido a ser todo
lo que
en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible
forma
la chispa sacra de la estatua de lodo!
Te
asomas por mis ojos a la luz de la tierra
y
prisionera vives en mí de extraño dueño:
te
reducen a esclava mis sentidos en guerra
y
apenas vagas libre por el jardín del sueño.
Sabia
de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
te
sacudes a veces entre imposibles muros,
y más
allá de todas las vulgares conciencias
exploras
los recodos más terribles y oscuros.
Y
encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuentres
bajo
la viña donde nace el vino del Diablo.
Te
posas en los senos, te posas en los vientres
que
hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a Pablo.
A Juan
virgen y a Pablo militar y violento,
A Juan
que nunca supo del supremo contacto;
a
Pablo el tempestuoso que halló a Cristo en el viento,
y a
Juan ante quien Hugo se queda estupefacto.
Entre
la catedral y las ruinas paganas
vuelas,
¡oh, Psiquis, oh, alma mía!
-como
decía
aquel
celeste Edgardo
que entró
en el paraíso entre un son de campanas
y un
perfume de nardo-,
entre
la catedral
y las
paganas ruinas
repartes
tus dos alas de cristal,
tus
dos alas divinas.
Y de
la flor
que el
ruiseñor
canta
en su griego antiguo, de la rosa,
vuelas,
¡oh, Mariposa!,
¡a
posarte en un clavo de Nuestro Señor!
Rubén
Darío
-----------------------------------------------
La
siguiente poesía de la hermosa y sensible percepción del poeta chileno Pablo
Neruda. La analogía del otoño, la fragilidad de la vida, de las cosas bellas,
de la vida misma, se aparece frágil, hermosa como la vida y se va en un
instante, revoloteando. El escenario de colores, las sensaciones y color del
sol, de la boca de una mujer, todas ellas sensaciones cálidas humanas,
acompañadas de versos musicales y un fondo profundo, frágil y complejo. Una
caricia para el alma. Gracias, gracias, Pablo Neruda, por compartirnos tu
hermosa sensibilidad.
MARIPOSAS
DE OTOÑO
LA
mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Pablo
Neruda
------------------------------------------